[DE: José Ramón García]
Gracias Alberto por
compartir con nosotros estas reflexiones tan interesantes. ¿Qué decir a estar
horas de la tarde justo después de comer? Le iré dando vueltas al asunto.
La realidad es siempre poliédrica y tal
vez no exista del todo fuera de cada uno de nosotros mismos. O sea, que tal vez
haya tantas realidades, no solo como seres humanos, sino millones de veces más,
pues incluso cada ser humano puede contemplar los mismos hechos sacando conclusiones
diferentes a lo largo de la vida. Una cosa es cierta por eso: los muertos de
cada revolución, muertos están. Los huérfanos, huérfanos se quedaron y las
violadas, en un rincón triste se quedaron rumiando su rabia y su pena. Y
siempre quedará la duda de si realmente cualquier revolución sangrienta valió
la pena. Sea como sea, pienso que las verdaderas revoluciones son las que
cambian el corazón de los hombres, pues si no, a medida que se afloje el celo y
la ira inicial y baje la espuma del fervor de los revolucionarios, los
opositores buscarán la forma de apoderarse de sus viejos dominios puniendo así
en marcha una secuencia infinita de revoluciones y contrarrevoluciones cada una
de las cuales exigirá su tributo en sangre y zozobra.
En fin que a estas horas no doy pa más.
[…]
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