20 de julio de 2012

Supercherías diversas

Alberto Luque

Me he referido, en una entrada anterior, al “efecto Mozart” como un caso de esoterismo o pseudociencia que, en el contexto de lo que se discutía, actúa como razón estúpida que impide comprender la verdadera significación educativa y social de la música. Como toda fantasía mágica, su función oscurantista va más allá, con su contribución alícuota al deterioro de la razón en todos los terrenos de la vida social.

12 de julio de 2012

De la importancia social de la música

Alberto Luque

La música en todas sus manifestaciones —tanto puras (música instrumental) como mixtas (canto, danza, ópera, etc.)— ha sido considerada desde la Antigüedad como un sostén necesario de la civilización. Los antiguos legisladores Solón y Licurgo incluyeron la educación musical entre los pilares del Estado. Y por la misma época en China Confucio estaba persuadido de ese mismo exagerado papel que la música juega en la vertebración de la moral y del Estado.[1]

9 de julio de 2012

Superstición, pereza y mercantilismo

Alberto Luque

“Azar objetivo” fue un tópico caro a André Breton —sobre todo en Nadja—, una de cuyas expresiones más típicas fueron los poemas al azar practicados por los dadaístas. Un caso de delirio por lo absurdo, en definitiva. Pero para la lógica —y para el materialismo—, el tema de la “objetividad del azar” es un asunto serio, que corresponde a un concepto diametralmente opuesto a aquella fantasía surrealista.