30 de septiembre de 2012

En defensa del periodismo crítico: ‘cafeambllet.com’

Alberto Luque

Si viviésemos en una sociedad democrática y próspera, no ya como la que deseamos en el futuro, sino incluso como la que se desarrolló en casi todo el mundo occidental tras la II Guerra Mundial, la del Estado del bienestar ahora rapazmente desmantelado por el gran capital, los contenidos habituales de un blog como Constelación estarían más llenos de artículos sobre Heráclito y Parménides, sobre Erasmo y Galileo, sobre Spinoza, Kant o Hegel, sobre Darwin o Marx, sobre Stendhal o Tolstoi… que sobre este odioso y anacrónico asunto del nacionalismo.

25 de septiembre de 2012

Un poco de respeto

Josep Maria Cuenca

[Artículo originalmente publicado el 21 de septiembre en La Lamentable (lamentable.org).]

Durante una buena parte del año 2001 viví la interesante experiencia de dar algunas charlas sobre la inmigración extraeuropea en Catalunya. Hube de ir a bibliotecas, ateneos y centros de enseñanzas medias de Barcelona y sus comarcas vecinas y aprendí mucho. Recuerdo muy bien que uno de los temas que en aquellos encuentros aparecía sin excepción era el del respeto. El respeto era entonces y sigue siendo hoy un concepto muy exitoso en nuestras sociedades; pero cuando digo exitoso me refiero sobre todo a la frecuencia de su uso, no tanto al rigor conceptual con que suele ser utilizado. No es insólito, por ejemplo, que el respeto sea reclamado por quien agrede para así convertirse en víctima. En el simulacro universal que es nuestro mundo las imposturas pueden llegar a ser muy sofisticadas.

22 de septiembre de 2012

¿Qué pintan los sentimientos?

Alberto Luque

A propósito de la xenofobia catalanista, he dicho en un comentario al artículo de Josep Maria Viola «¿Secesión o sucesión? Mitos y perversidades del nacionalismo catalán» que, “tratándose de un sentimiento, nada puede extrañarnos su carácter irracional e irrazonable”. Luego, en otro comentario a la entrada de Josep Maria Cuenca «Sobre la eficacia comunicativa», he concedido algo así como una inteligencia de los sentimientos, la posibilidad de descubrir la verdad mediante un ejercicio de sinceridad, de «libertad sentimental». Parece una contradicción, y no quiero resolverla apelando al mirífico método del justo medio, diciendo que la verdad está en la mitad, como los jueves. Leo en el número de este mes de Investigación y Ciencia un breve artículo de la profesora mexicana Ana Rosa Pérez Ransanz sobre el papel de la emotividad en la ciencia. “Los sentimientos de asombro, duda o curiosidad operan como poderosos motores de la investigación”, afirma. Pero ¿a qué clase exacta de sentimientos nos referimos con los endebles conceptos de asombro, duda o curiosidad y otros semejantes?

19 de septiembre de 2012

Sobre la eficacia comunicativa

Josep Maria Cuenca

Nada hay más agotador y deprimente que pretender impugnar una fe con argumentos racionales. Es como hablar en zulú a alguien que sólo habla en ruso. De ahí que en semejantes circunstancias la única manera de llegar a alguna conclusión medianamente positiva sea intentar convencer al creyente de que su fe es un asunto privado, íntimo, y que en consecuencia sería aconsejable que en los debates públicos no ocupara un lugar esencial. Hay creyentes que lo admiten. Recuerdo que con motivo del bicentenario del nacimiento de Charles Darwin, en 2009, un programa de la televisión pública catalana (no recuerdo si fue TV3 o el Canal 33) invitó a varios científicos, uno de los cuales era cristiano. Al ser éste preguntado sobre si se podía ser cristiano y evolucionista al mismo tiempo contestó de un modo concluyente: “Por supuesto que sí”. Por desgracia, se trata de un caso excepcional; pero en cualquier caso ilustra de un modo espléndido cómo personas que profesan una fe religiosa son capaces de ser moral e intelectualmente racionales.

15 de septiembre de 2012

Gente encantadora

Josep Maria Cuenca

[Artículo originalmente publicado el 14 de septiembre en La Lamentable (lamentable.org).]

No soy masoquista —lo juro— aunque entiendo que mi credibilidad parezca escasa ante lo que voy a decir tras el siguiente punto y seguido. Admito que el pasado 11 de septiembre me tragué enterita la fascinante retransmisión que la televisión pública catalana hizo de la manifestación independentista de Barcelona. Que una televisión pagada por todos los administrados de un país se ponga con total desvergüenza al servicio de un proyecto político —la así llamada construcció nacional— que ignora por lo menos a más de la mitad de esos administrados resulta alucinante y deprimente; si bien no es más alucinante y deprimente que escuchar en boca de muchos supuestos progres debidamente subvencionados (o atemorizados) que TV3 es un canal serio y objetivo. Y esto se escucha todos los días y, sin duda, se seguirá escuchando.

3 de septiembre de 2012

RE: ¿De qué depende el éxito en el mundo artístico?

Nuria Peist

La reseña que Alberto realiza de mi libro me permite corroborar con alegría que la producción intelectual no se encuentra en la soledad del escritorio, del archivo o de la biblioteca, como tampoco es exclusiva de los debates muchas veces obligados y por desgracia poco registrados de los encuentros científicos. El diálogo producido por este tipo de intercambio, digamos informal, muchas veces permite no sólo afianzar nuestra identidad como investigadores gracias al reconocimiento mutuo, sino también hacer avanzar las ideas y, al compartirlas, dotarlas de mayor sentido. En ese aspecto, Alberto Luque siempre ha sido un interlocutor de lujo. Por su interés, por su entusiasmo, por su rigor y por su voluntad de compartir. Comentaré aquellas cuestiones de la reseña que considero oportuno aclarar o comenzar a debatir.